Desde un inicio se supo que se trataba de fuego intencional espaciado en unos cuantos metros, como mostraban imágenes aéreas y se apreciaba la línea que seguía como patrón el humo que comenzaba a surgir entre los matorrales junto a la ruta 68, en las inmediaciones del lago Peñuelas, lugar donde el 2 de febrero pasado se inició el fuego que costó la vida a 137 personas y dejó más de 3 mil familias sin casa en Viña del Mar, Quilpué, Valparaíso y Villa Alemana.
El bombero Francisco Mondaca y el funcionario de Conaf, Franco Pinto, quedaron en prisión y esperan juicio como autores del megaincendio con resultado de muerte de 137 personas. Arriesgan 40 años de cárcel cada uno, pues el delito conlleva, con resultado de muerte, el presidio perpetuo calificado. No tienen cómo pagar todo el daño causado, pero la sociedad debe sacar enseñanzas de estas acciones.
Como si fuera poco, en una derivada política, resultó que los pirómanos de Valparaíso eran, uno de ellos, Franco Pinto, fanático de Pinochet y férreo opositor del actual gobierno, según se lee en las redes sociales. El hermano del bombero Mondaca es uno de los organizadores de paros de camioneros en Valparaíso, también ultraderechista.
Mondaca y Pinto se desempañaban en instituciones que están destinadas a socorrer a la comunidad contra, principalmente, incendios. Esto llama a reflexionar a los responsables del proceso de selección y seguimiento de sus funcionarios, sean remunerados o voluntarios.
A su vez, la sociedad toda debe involucrarse en una política de prevención, para evitar acciones como éstas u otras, como son la suma de delitos que la flagelan.
El caso de los 12 carabineros que delinquían en Santiago poniente golpeó a toda la comunidad, pues están llamados a socorrer a la sociedad ante el delito, no a organizarse para cometerlos. Con toda razón la gente comienza a comprender cómo el barrio Meiggs se fue deteriorando al punto de estar copado por delincuentes, liderados por funcionarios policiales.
Carabineros necesita un nuevo liderazgo y, por ejemplo, poner los ojos en las conductas de sus funcionarios, al menos en redes sociales, donde se expresan sediciosamente y van generando realidades que son asumidas por varios de sus seguidores, otros funcionarios o familiares.
Con bomberos, al menos Moncada y el funcionario de Conaf Franco Pinto, sucede otro tanto. Estaban algo aburridos y planificaron cuidadosamente causar los incendios del 2 de febrero último.
Todos sabemos que existen herramientas para indagar estas conductas en funciones críticas como bomberos y carabineros, es cuestión de usarlas y no tener que lamentar muertes o denuncias de comerciantes ahogados por el cohecho o por las detenciones arbitrarias.