El Día Mundial de la Radio

Miguel Ángel San Martín. Periodista, Madrid

 

Hace sólo unos días, el martes 13 de febrero, hemos celebrado el Día Mundial de la Radio. La UNESCO ha jugado un papel fundamental en la elección de esta fecha como la adecuada para tal celebración. Y lo ha hecho acogiendo una petición de la Academia de la Radio Española en tal sentido, haciéndola propia y recomendándola a la 36ª Conferencia General. Finalmente, la iniciativa de establecer el 13 de febrero como el Día Mundial de la Radio fue refrendada por el Consejo General de las Naciones Unidas en el 2012.

Precisamente, es la UNESCO la que justifica así su intervención: “La radio es un medio de comunicación único para celebrar la diversidad humana y constituye una plataforma para el discurso democrático. La radio sigue siendo, además, el medio de comunicación más usado en todo el mundo”.

Entramos en el segundo centenario de la existencia de la radio y podemos asegurar que lo hace gozando de muy buena salud. Porque la radio es el medio de comunicación mejor valorado por la sociedad, especialmente en Chile. Según instituciones especializadas en la percepción social, es el que tiene mayor credibilidad en nuestro país. ¿A qué se debe esto?

En los años convulsos que vivimos, con una crisis social y política evidente, es la radio la que se hace presente en cada hogar con un mensaje claro, objetivo y participativo. Entramos a los hogares sin llamar a la puerta y a cualquier hora. Solamente, porque son los ciudadanos los que nos permiten entrar con nuestros micrófonos abiertos, dispuestos a recibir sus opiniones, a conocer sus anhelos, a recibir sus mensajes de bien común, y a entregar solidaridad a quienes la necesitan en cualquier momento.

La radio es inmediatez y es sinceridad. Y lo decimos porque, en cuanto se produce un hecho que constituye noticia, estamos allí para contarlo. Y vamos aportando datos hasta completar la información que le interesa a la gente. Y lo hacemos con sinceridad, con la naturalidad que significa el ser humano, que se puede equivocar pero que corrige sin falsos rubores en cuanto se da cuenta del error. Lo importante es cumplir con la obligación ética y moral del derecho que tenemos todos de recibir una información oportuna y veraz.

La radio entretiene cuando se está en las labores habituales, les acompaña y alegra la vida con la música adecuada y en el momento preciso. Aporta consejos útiles y envía también buen humor. Pero a la vez educa, transmite conocimientos y cultura, que igualmente son derechos ciudadanos. Y, además, la radio presta un servicio social importante en situaciones complicadas. Ante los fenómenos naturales que a menudo nos azotan, es la radio la que está entregando información y abriendo los micrófonos para lanzar mensajes urgentes de personas necesitadas.  O también, cuando hay grupos sociales viviendo en zonas remotas, de difícil acceso, igualmente es la radio la que acorta las distancias y facilita la comunicación de grupos o familias.

Como decía anteriormente, vivimos en Chile momentos convulsos de carácter social y político. Los medios de comunicación reciben presiones de personajes interesados en manipular a la opinión pública, con fines perversos en beneficio de unos pocos. Utilizan falsas informaciones, mentiras execrables para manejar decisiones equivocadas a la sociedad. Pero es la radio la que puede desvirtuar tales intentos, porque sus micrófonos están abiertos a la diversidad de opiniones, favoreciendo el intercambio de ideas y fortaleciendo la vida social en democracia.

Todo esto lo decimos porque nos sentimos orgullosos de pertenecer a la familia radial, la que se entrega cotidianamente al servicio público utilizando la permanente búsqueda de la verdad. Y decimos sin rubor que somos una familia grande de profesionales, que inicia la andadura del segundo centenario con la certeza de que en el primero se han hecho bien las cosas, que nos hemos ganado la confianza de la sociedad y asumimos el compromiso de continuar la senda del servicio público con la mayor honestidad posible.