- La investigación, dirigida por Yasna Palmeiro, investigadora asociada del Centro de Políticas Públicas UC, logró calcular que en las olas de calor de 2017 y 2019, un total de 584 y 245 fallecimientos adicionales pueden ser atribuidos a las altas temperaturas, siendo los más afectados los mayores de 65 años.
A medida que el clima cambia, también lo hace la temperatura ambiental, con eventos de este tipo más frecuentes e intensos que antes, tanto así que en 2023 en pleno invierno se registraron olas de calor, que alcanzó los 40º en Vicuña, según la Dirección Meteorológica de Chile. Las temperaturas extremadamente altas pueden desencadenar importantes cambios fisiológicos y problemas de salud que van desde síntomas leves como dolor de cabeza, hasta la muerte, y la población vulnerable son las personas mayores. La misma Dirección Meteorológica de Chile ha anunciado para este viernes la primera ola de calor de 2024.
En un estudio realizado por un grupo de investigadores de la Universidad Católica y de University College London, liderados por Yasna Palmeiro, investigadora asociada del Centro de Políticas Públicas UC y de Lancet Countdown Latinoamérica, logró estimar por primera vez a nivel nacional y regional la cantidad de muertes adicionales causadas por olas de calor en los años 2017 y 2019, períodos que marcaron récords históricos en cuanto a magnitud y duración de este fenómeno climático. Esto se realizó a partir de un método que calcula las muertes en exceso, introducido por la Agencia de Seguridad Sanitaria del Reino Unido (UKHSA por sus siglas en inglés) y la Oficina de Estadísticas Nacionales del mismo país.
En 2017, las olas de calor afectaron desde la Región Metropolitana hasta Los Lagos, con temperaturas que alcanzaron los 43ºC en Chillán, estimándose 584 muertes adicionales por el calor en Chile en solo 21 días, entre el 11 de enero al 31 de enero de 2017. Mientras que, en 2019, las olas de calor fueron geográficamente más extensas, afectando casi todo el territorio nacional y con una máxima registrada de 42º en Temuco, alcanzando los 245 fallecimientos en exceso por esta causa, medido entre el 23 de enero al 7 de febrero de 2019.
El estudio también concluye que el mayor impacto de muertes atribuibles a las olas de calor fue en la Región Metropolitana y en personas mayores de 65 años. “Si combinamos el aumento de olas de calor y el mayor envejecimiento de la población en la Región Metropolitana, así como las islas de calor que hay en la ciudad, tenemos una mezcla poco auspiciosa que sólo llevará a aumentar las muertes, si no se toman medidas urgentes” señala la investigadora principal del estudio Yasna Palmeiro.
Recomendaciones de política pública ante olas de calor en Chile
El estudio también realiza una serie de recomendaciones en políticas de salud para abordar adecuadamente el calor extremo de modo de prevenir impactos en el bienestar de la población.
En primer lugar, “se necesitan políticas de calor extremo articuladas a nivel nacional, regional y local, ya que, son clave para los planes de acción. En esa línea, el Servicio Nacional de Prevención y Respuesta ante Desastres (SENAPRED) necesita de mayor apoyo político, económico y organizacional al cumplir un rol significativo en ámbitos de acción, planificación y coordinación de recursos, así como prevención y gestión de emergencias y desastres”, señala Yasna Palmeiro, investigadora principal del estudio. Agrega que “es deseable establecer planes de preparación y de respuesta rápida de alto nivel, y que los planes de acción establezcan roles y responsabilidades claras de otros actores y organizaciones involucradas”.
En segundo lugar, se propone realizar evaluaciones de riesgos de calor extremo a nivel nacional, regional y local, y mediante diferentes actores, ya que son herramientas críticas para determinar y priorizar medidas de adaptación en diferentes niveles. Los municipios y los centros de atención primaria son actores clave para identificar y apoyar a quienes pueden verse más afectados por estos eventos climáticos.
En tercer lugar, se recomienda que todas las agencias e instituciones involucradas en los procesos de preparación y respuesta de emergencias promuevan planes de comunicación de riesgo articulados. Las alertas deben estar claramente definidas y asociadas a acciones específicas, transmitiendo mensajes claros y directos para toda la población.
Finalmente, el compromiso y cohesión social son factores claves para responder eficazmente al calor extremo, siendo la educación fundamental para la comprensión de los riesgos asociados al calor extremo., y las redes comunitarias locales pueden ser un gran apoyo para la reducción de la vulnerabilidad y aumento de capacidades ante eventos de altas temperaturas.
Recomendaciones para enfrentar la ola de calor
Dado que se han pronosticado temperaturas altas y una posible ola de calor para este fin de semana, las personas deben estar alerta y tomar las medidas necesarias para evitar los efectos negativos del calor. Se recomienda:
– Evitar exponerse al sol y realizar esfuerzo físico durante las horas de mayor calor (11 am a 5 pm) y preferir estar en la sombra.
– Mantenerse hidratado con agua aún cuando no sienta sed. Preocuparse de los niños y ancianos, ya que generalmente se deshidratan bastante rápido.
– Si la temperatura dentro de la casa es menor que afuera, entonces se debe cerrar las ventanas y bloquear la luz directa del sol con persianas.
– Evitar encender aparatos electrónicos que generen calor dentro de la casa.
– Tomar baños con agua a temperatura ambiente o sumergir los pies en baldes de agua a temperatura ambiente cada cierto tiempo.
– Identificar síntomas y signos que evidencien potenciales problemas de salud: dolor de cabeza, palpitaciones, aletargamiento, piel caliente, sudoración excesiva o escasa sudoración, náuseas o vómitos disminución de orina. En casos más severos, la persona podría presentar confusión, desorientación, convulsiones y pérdida de conciencia (desmayo). En caso necesario, consultar a especialistas en salud o al servicio de urgencia.
– Contactar a vecinos o personas mayores que pudieran estar siendo afectados por el calor para evaluar la necesidad de ayuda.