En la hora del balance, antes de la jornada de cierre de los XIX Juegos Panamericanos, la cita de Santiago 2023 no solo tiene números positivos en el medallero, sino ya se comienzan a ver réditos sociales.
Las 70 medallas que se colgaron deportistas chilenos hasta la noche del sábado 4 de noviembre es, se podría decir, a lo que vinimos, y se logró superar en un 40% las preseas conseguidas en Lima 2019. La política deportiva tiene que ser evaluada por sus resultados y, pese a los relatos de precariedad que varios medallistas nos proporcionaron (fútbol femenino, judo, entre otros), deben sentir orgullo por representar a sus familias y al país.
Cuando el entonces ministro de Deportes, Pablo Squella, encabezó la delegación que junto a Neven Ilic, entonces presidente del Comité Olímpico de Chile, para la realización de los Juegos no teníamos nada, solo los deseos de superar dos fracasos de asignación de sedes que Chile desistió de realizar. Hoy junto a Jaime Pizarro y Harold Mayne-Nicholls se alzan como los gestores y ejecutores del legado de Santiago 2023.
Pero esta fiesta ha sido posible gracias al pueblo, la gente común y corriente, la que llenó los fines de semana y los feriados todos los recintos donde se presentaron los 6 mil 909 atletas de 41 países en 39 disciplinas. Las entradas eran accesibles al bolsillo y la justa deportiva se desarrolló en un ambiente familiar.
El clima fue un factor que no ahuyentó a la multitud. En el Estadio Nacional la lluvia fue copiosa y sirvió para disipar la polución y la cordillera nevada fue la postal que se llevarán nuestros huéspedes, entre ellos Carl Lewis y Sergei Bubka, dos íconos del atletismo mundial de los años ’80, y el ahora DT del tenis argentino, Guillermo Coria, ganador de Roland Garrós.
Lo que viene será masificar el deporte. ¿No será la hora de mirar a estas otras disciplinas más allá del fútbol? Es necesario que vuelvan los torneos escolares en todas las especialidades, como se hacían en los años ’70 y ’80: Los juegos Nacionales Escolares, que se desarrollen en una semana y que sean transmitidos por la TV.
Hoy tenemos un deporte recreativo que se ha masificado y hasta se sigue por moda, pero es deporte al fin y al cabo. Pero necesitamos sistematizar las actividades. ¿Por qué no comenzamos con duplicar las horas de educación física en los colegios?
Y para los padres, un consejo: No presionen a sus hijos con ser Alexis, Zamorano ni Massú. O ahora Martina, Catrileo ni Valentina. Vayan a verlos para disfrutar el deporte junto a ellos, no les traspasen responsabilidades que no tienen.
En los próximos años tendremos a la vista otro tipo de resultados que dejaron los Panamericanos. De partida, la utilización de la infraestructura. Luego, la masificación de los deportes, más tarde muchas más medallas, pero con eso Santiago 2023 (y Chile) se ha puesto en una vitrina que traerá réditos económicos al turismo y a la economía en general.
Cuando el país lo hacemos entre todos, es otro país. Cuando los resultados, las ganancias se distribuyen con justicia, es otro país. En el medallero chileno se refleja la diversidad social y económica de nuestro Chile. Como dijo Martina Weil: “Escuchando historias como la de Santiago Ford, me doy cuenta que yo lo he tenido todo. Esto es fruto del esfuerzo, pero yo sé que he tenido mucha suerte”. Así me gusta Chile.