Por Miguel Ángel San Martín, desde Madrid
“Para la libertad, sangro, lucho, pervivo”, canta Serrat junto a Rozalén en un acto por la Memoria Democrática en el escenario hispano. Memoria necesaria para mirar al futuro. En Chile, orgullosamente pero con algunas sombras, vamos por delante en estos gestos que enaltecen al ser humano.
“Para la libertad, mis ojos y mis manos, Como un árbol carnal, generoso y cautivo, Doy a los cirujanos”, continúa el poeta, sin descanso en su lucha intelectual por mejorar el pensamiento y la voluntad de los habitantes de esta tierra.
“Para la libertad siento más corazones. Que arenas en mi pecho, dan espumas mis venas. Y entro en los hospitales, y entro en los algodones Como en las azucenas”, agrega Joan Manuel con su voz ya cansada, pero nunca desanimada. Y Rozalén se contagia repitiendo en soprano el verso que traspasa voluntades.
“Porque donde unas cuencas vacías amanezcan. Ella pondrá dos piedras de futura mirada. Y hará que nuevos brazos y nuevas piernas crezcan En la carne talada”, sigue avanzando la melodía que es como un bálsamo de razones que curan mediocridades y avizoran futuros magníficos.
“Retoñarán aladas de savia sin otoño. Reliquias de mi cuerpo que pierdo en cada herida. Porque soy como el árbol talado que retoño. Aún tengo la vida Aún tengo la vida…” Finaliza el verso extraordinario del cantante poeta, que da brillo a ese acto tan necesario que la España de hoy está reclamando.
Pero, no es sólo la España la que mira hacia el pasado para iniciar el salto hacia el futuro. Somos muchos los que estamos en ello. Y no terminamos de completar el verso, sabiendo que tenemos las razones del poeta-cantor que nos indica el camino. Pero, no desmayemos, no nos sentemos a ver pasar la vida. Sigamos avanzando, sin descanso, pero cargados de esperanzas.
Debemos escuchar una y mil veces el poema, porque “Para la libertad…” nos faltan varias estaciones que recorrer todavía. La libertad no es sólo romper cadenas de opresión, sino que se trata de elevar manos conjuntas en la siega fructífera, es abrazar sin miedos, corazón con corazón, a nuestro vecino/hermano. Libertad es tener igualdad en el trato, en las oportunidades, en la capacidad de vivir bajo techos dignos y leer en libros sabios para aprender a caminar a parecida velocidad hacia destinos de bienestar sin fin.
Libertad es que todos miremos las realidades con prismas diferentes, pero con intenciones similares; es avanzar con pasos desiguales, pero con velocidades certeras que nos llevan al sitio que nos merecemos.
Libertad es tener marcos jurídicos que nos proporcionen esa relación equitativa entre hermanos de culturas diferentes, que nos acerquen con respeto entre quienes pensamos distinto y tratemos de entendernos para mejorar nuestro avance cotidiano. Y también es asimilar otras costumbres, otros hábitos, otras formas de convivencia, para encontrar el camino del bienestar común.
Libertad es el abrazo fraterno, sincero y sencillo, es la palabra oportuna ante el dolor y es la felicitación verdadera ante el éxito del otro o de la otra. Y también lo es cuando los caprichos de la naturaleza nos provoca destrozos que duelen y que nos derriban, y somos capaces de entregar la mano tendida para levantar al caído y ayudarle a recuperar la marcha.
Finalmente, libertad es intentar comprender al de enfrente, dialogar con él con palabras de inteligencia y de corazón, para tratar de convencerle en su error o para reconocerle su acierto razonado. Libertad es la tolerancia que nos permite ceder para alcanzar el acuerdo y buscar sinónimos para que se nos comprenda. Y, en definitiva, libertad es cultura, es canción, es amor, es paz.