OPINÓN: ¿Con qué endulzamos ahora?

Por Nataly Gutiérrez

El día 15 de mayo recién pasado, la OMS -Organización Mundial de la Salud- hizo remecer a los medios de comunicación bajo el titular “La OMS desaconseja el uso de edulcorantes para bajar de peso” o “La OMS advierte sobre el uso de endulzantes y su relación con enfermedades a largo plazo” y definitivamente tal revuelo hace que los consumidores pierdan credibilidad o no sepan cual es el rumbo en lo que respecta a alimentación y salud, incluso, descompensando su situación actual.

Hace aproximadamente 15 años que en las mesas de los hogares existe al menos una opción de endulzante alternativo al consumo de azúcar, la motivación de incluirlo en las casas estaba principalmente dado por las alertas sobre el consumo de azúcar y el riesgo de padecer enfermedades no transmisibles como obesidad, diabetes, hipertensión y enfermedades cardiovasculares.

Hoy en día para 1/3 de la población el azúcar presente en los alimentos determina si este es saludable o no y por tanto se vuelcan a buscar el mismo producto pero “libre de azúcar”, a su vez en un 70% de los hogares se consumen endulzantes artificiales en reemplazo del azúcar.

En los últimos años, el consumo de endulzantes o edulcorantes ha sido objeto de debate y controversia, dividiendo las opiniones profesionales y/o científicas; por otra parte muchas personas recurren a estos productos alimentarios sustitutos del azúcar motivados por reducir la ingesta calórica o controlar su nivel de azúcar en sangre; los críticos de esto argumentan que los endulzantes químicos pueden tener efectos negativos para la salud, fundamentalmente dañando o destruyendo nuestro microbiota intestinal, el que corresponde a billones de bacterias benéficas que se alojan en nuestro intestino e intervienen una serie de procesos metabólicos normales, fisiológicos y saludables en el organismo.

La nutrición, por otra parte, es una ciencia que va evolucionando y que tiene como objeto comprender la realidad, describirla y explicarla, con el fin de mejorar la vida humana; precisamente es que, en este contexto, la nutrición va mutando, incluyendo rupturas de paradigmas y creencias milenarias,

Este proceso va incentivado por la industria alimentaria quienes van cambiando la composición de los productos comestibles para hacerlos más paladables y adictivos, adaptándose a los cambios legislativos. En este punto, por ejemplo, Chile tiene la ley 20.606 sobre etiquetado alimentario, vigente desde junio 2016 y dividida en tres etapas, la última vigente desde junio 2019, es decir, la industria tuvo al menos 3 años para re-elaborar sus productos alimentarios y así no verse afectados por los llamados sellos negros “altos en”.

Tras esto, los consumidores empezaron a ver los cambios a nivel gráfico en el empaque de los comestibles en alguna medida desincentivó cuantitativamente a preferir alimentos sin sellos, en un comienzo parecía ser que todo tenía los “ pare” negro y con el correr del tiempo, los sellos comenzaron a desaparecer de algunos productos quienes sustituyeron los azúcares por mezclas de endulzantes no calóricos, es así como hoy en día en las góndolas de los supermercados la mayoría de los productos alimentarios empaquetados tiene en sus ingredientes 2 o más edulcorantes y algunas mezclas de azúcares escondidos con la finalidad de mantener su sabor original y estar libre de sellos, acá quisiera destacar que hablamos de alimentos ultraprocesados, es decir que han sido altamente intervenidos por la industria alimentaria.

La OMS es el organismo que formula directrices para proteger y/o mejorar la salud de población mundial, es en este punto donde publica la guía desaconsejando el consumo de edulcorantes no nutritivos sintéticos, naturales o modificados en personas normopeso y sin enfermedades crónicas.

Los endulzantes desaconsejados son el acesulfamo K, sacarina, sucralosa, ciclamato, stevia y aspartamo, basándose en estudios que sugieren efectos en la salud asociados a su uso. Los medios de comunicación difundieron esta noticia, en su mayoría, con un foco alarmista sin aclarar lo específico y central a lo que apuntaba la directriz, la recomendación es aplicable a todas las personas  EXCEPTO a personas con Diabetes, debido a que consumir azúcar en cualquiera de sus formas, miel o fructosa puede complicar su salud, aumentando la glucemia y generar malestar u otras morbilidades asociado a la descompensación metabólica.

¿Cuántos de nosotros hemos ido a un cumpleaños donde se comen cosas con alta densidad energética y en gran cantidad y los bebestibles son bebidas gaseosas o jugos light o zero? o ¿vamos a un café y el bebestible caliente endulzado con “gotitas” (que no se cuentan en la realidad), y este es acompañado con una bollería o pastel? O ¿en un patio de comida rápida se piden la promoción pagando el adicional de “agrandar” y la bebida es light? ¿por qué la publicidad de un yogur light nos dice que podemos comerlo sin culpa y que uno no es suficiente? ¿Con qué fin hacemos esto?  Quizá se piensa en disminuir las calorías consumidas, quizá exista algo de culpa, ¿quizá buscamos una idea de ser saludables?, en fin, la reflexión es propia y de forma individual, ¿por qué un pan de molde tiene endulzante? Parece una locura, pero es cierto y es así como un sin fin de productos que a diario se consumen en los hogares chilenos contienen estas sustancias desaconsejadas para la población común.

¿Servirá de algo si al final todo lo consumido es ultraprocesado?, estos comestibles empaquetados, industrializados que en su composición tienen más de 5 ingredientes o que contengan al menos 1 aditivo ininteligible o que contengan mezclas de endulzantes no calóricos como los mencionados anteriormente. A esto es lo que apunta la guía, no necesitamos consumir dosis de endulzantes en todos los comestibles, la recomendación a la población mundial busca que las personas logren reducir la dulzura en la alimentación en general comenzando en edades tempranas para mejorar la salud a largo plazo, consumir menos alimentos con azúcares libres o añadidos, es decir consumir menos alimentos ultraprocesados. La recomendación por ejemplo para lactantes mayores (hasta los 2 años) es que idealmente sea estricta libre de azúcares y de consumo escaso y ocasional hasta los 6 años, para mantenerse sólo de consumo ocasional para toda la vida, esto también es parte de otras directrices de la OMS en pro de dietas saludables que establezcan hábitos alimentarios saludables sostenidos en el tiempo para toda la vida, mejorando la calidad de ésta y disminuyendo el riesgo de enfermedades no transmisibles.

NATALY GUTIÉRREZ HERRERA es Nutricionista, Directora Nacional del Colegio de Nutricionistas Universitarios de Chile, Directora en Conadecus  y Presidenta de la Fundación Ruta Saludable.

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