David Toro Córdova tenía 19 años, vivía en el balneario de Cartagena, pero el sábado 8 de abril cerca de las 19.30 horas, encontró la muerte.
Trabajaba como conductor de su vehículo para la aplicación Uber. No tenía documentos para conducirlo y esa tarde se encontraba estacionado en calle Ginebra, de LLolleo, comuna de San Antonio, cuando un radiopatrullas se ubicó delante de su automóvil. David se asustó y huyó, y en el intento de huir alcanzó con su vehículo en sus piernas a un carabinero que descendía del carro policial, tras lo cual otro uniformado disparó su arma de servicio.
Hasta aquí el relato de los que estuvieron ahí es coincidente y hasta cierto punto coherente. Luego vienen las dudas que tendrán que aclarar la PDI, la fiscalía y, finalmente los tribunales.
La primera de esas dudas es por qué David Toro está muerto, si fue o no fue alcanzado por los disparos de advertencia. Hay testigos que señalan que hubo dos series de disparos de revólveres y dos de sub ametralladora UZI, personas que escucharon el sonido de esta arma separados por algunos segundos, tal vez hasta 15 segundos.
El joven no se encontraba armado ni tampoco los dos acompañantes que iban en el vehículo, que se detuvo tras los disparos de advertencia.
Del peritaje balístico deberá demostrarse por qué el cuerpo de David tiene una serie de impactos en el rostro, que la familia dice que contabilizaron 7. Este dato puede ser revelador, pues carabineros tiene las competencias para detener gente desarmada. Surge la pregunta de toda lógica: ¿Por qué si iba arrancando tiene disparos frontales?
Los testigos señalan que David cayó en la parte de atrás de su vehículo, en el exterior, que salió con los brazos en alto. Agregan que no hay daño por impacto de bala en el móvil, mientras que el fiscal Fred Silva comentó que hay impactos balísticos, sin precisar si fueron en el vehículo.
Ninguno de los 3 ocupantes tiene prontuario, no están fichados, pero el prefecto de San Antonio se apresuró a señalar que dos de los detenidos, los sobrevivientes, “tienen antecedentes policiales”, es decir, una especie de registro que no es válido para los tribunales, pero sí –al parecer-, para el uso público de la policía. El general director se reunió con el funcionario que disparó y le entregó todo su respaldo, antes que la fiscalía y la PDI diluciden cómo fueron los hechos. El carabinero está, por ahora, en libertad de acuerdo a la Ley Naín-Retamal, pero imputado.
Los familiares declaran que David Toro era un poco arrebatado, que ellos saben que no todos los carabineros están preparados para realizar estos procedimientos, pero esperan que les aclaren la actuación del sábado, cerca de las 19.30 horas en la población La Campiña, donde el joven de 19 años perdió la vida.
El Ministerio Público y la PDI tienen en sus manos la investigación y se ha dado un plazo de 120 días para el cierre de la misma.