Es útil buscar el núcleo de los objetivos estratégicos del octubrismo, la estrategia de combate y el empleo táctico de los medios y procedimientos empleados por el putchismo, para concluir que, si bien el gobierno actual potenció y apoyó su nacimiento y formación, nunca lo controló por completo.
Gabriel Boric no es parte de la solución del Problema, es en gran parte un instigador y beneficiario de lo ocurrido entonces.
El rol y empleo de las FFAA y las Fuerzas de Orden es radicalmente diferente en disturbios civiles comunes, del enfrentamiento con fuerzas golpistas organizadas. El primer caso, como se señaló, apunta a recuperar la hegemonía del Estado y restablecer el orden mientras el segundo, es una operación de combate en que fuerzas semi militares organizadas para la guerra civil intentan tomar el control de la sociedad y el Estado que lucha con todos sus medios para evitarlo.
El octubrismo en el asalto al poder por parte de la extrema izquierda se inició en el país con mucha anticipación, mediante la corrupción y destrucción de las instituciones políticas, la degradación de la autoridad administrativa, política y policial y la transformación del sistema judicial en una máquina de corrupción, venganza política y apoyo a la degradación social.
Esto marchó en tandem con un esfuerzo sistemático de demolición del espíritu nacional, de sus símbolos y de la propagación constante de noticias y calumnias propagadas por los medios de comunicación tradicional, contra instituciones y personas de las FFAA y de Orden.
Su nacimiento y operación fue concebido en el marco del asalto al Gobierno de Piñera y la captura del poder político por parte de la extrema izquierda (Apruebo Dignidad) bajo la dirección del PC. La sorpresiva derrota de Jadue a manos de Boric en la interna política de ese sector, y la secesión de parte de la Izquierda (ex Concertación) re barajó el naipe del poder político y el movimiento quedó bajo el control exclusivo de Apruebo Dignidad y, consiguientemente, con un carácter claramente antidemocrático.
La estrategia de la extrema izquierda apuntó, en el intento pushista del 18 de octubre de 2019, a paralizar a las fuerzas de orden, atemorizarlas y reducirlas a la impotencia, mientras el parlamentarismo de facto aplicado a Piñera se apoderaba de la conducción política del país.
En la cúspide está el PC y el FA que dan el marco político, los tiempos, ritmos y lugares de la aplicación de la violencia. El ambiente de anomía social estimuló a unirse a la violencia a todo tipo de lumpen y “minorías”, estos “cuadros” se multiplicaron con la incorporación de un rebaño de vagos de dimensiones variables que se unían para aprovechar la oportunidad de robar, incendiar, saquear, estimulado, dirigido y empujado contra Carabineros, por la llamada Primera Línea, que actuó como mando táctico.
Aunque la prensa y parte sustantiva de los medios de comunicación social se embarcaron de manera des aprehensiva en el enfoque de esta aventura, la rápida expansión de la cobertura y participación de la ciudadanía en las redes sociales aportó también a levantar un freno a su libertad de acción y ayudó a su control.
La increíble incompetencia del Gobierno de Gabriel Boric, su nepotismo, compadrazgo y superficialidad ha alimentado un rápido y profundo desprestigio. El gobierno correría grandes riesgos si intentara azuzar ese aparato de violencia política, pues este podría volverse en su contra y terminar con él mismo.
Por otra parte, el fracaso de la “revolución” y sobre todo la marginación de parte sustantiva de los miembros de la Concertación que intentaron ingresar y copar el gobierno de Boric y fueron rechazados, ya no encuentran ningún aliciente para embarcarse en un naufragio.
Boric está solo, el PC podría intentar empujarlo a lanzar a la Primera Línea a la calle, pero no se jugará abiertamente por ella. La ex Concertación no tiene nada que ganar y no tiene sentido solidarizar con una derrota anticipada. La incompetencia del gobierno ya cruzó la línea descendente y su figura principal, Gabriel Boric tiene una apreciación amp0liamente negativa entre la ciudadanía. Se acerca el invierno, hay presión inflacionaria y amenaza de escasez alimentaria, y el humor positivo se ha agotado. La Primera Línea es “un personaje social en busca de autor”, una oferta abierta a cualquier demagogo populista audaz y con financiamiento suficiente, interno o externo, disponible para intentar cualquier aventura política.
Lo más riesgoso es que el Partido Comunista empuje la Primera Línea a la calle, los Carabineros no quieran o puedan controlarlos y el problema, en su condición de máxima virulencia, explote en violencia todas las direcciones y el Gobierno intenten comprometer a las FFAA en su control.
La táctica de enfrentamiento usado hasta ahora por la Primera Línea consiste en rodear al “rebaño” amorfo movilizado, mantenerlo bajo su control y no permitir que se paralice ni disuelva. Y lograr un contacto físico de la primera línea con las FFAA , que produzca muchas bajas civiles, de menores y mujeres, retirándose ella oportunamente a la retaguardia para alimentar focos iguales o sucesivos, en cualquier lugar. El objetivo principal es tocar la moral de las FFAA para ejercer control y represión, y los sentimientos de la opinión pública para victimizar al pushismo.
En ese escenario, sería una ilusión esperar lealtad o compromiso en bloque del Estado, ola admisión de algún tipo de responsabilidad por parte de las autoridades del Gobierno.
Una de las claves del escenario es evaluar las conveniencias políticas de la “izquierda democrática” en relación a su posición en el gobierno, si se juega por él, lo abandona y si parte de sus adherentes tratan de manera oportunista de tomar el liderazgo de los desmanes, abiertamente en perjuicio del Gobierno.
Los motines y disturbios de los próximos meses a años podrían ser muy similares a los del octubrismo, o al menos tener sus rasgos esenciales, pero tal vez sus objetivos estratégicos podrían evolucionar a algo muy diferente de lo manifestado hasta ahora. El cuadro delictual del país pone el acento en una dimensión muy importante, el financiamiento, pues para sostener un conflicto se necesita plata, armas y organización, además de un objetivo estratégico. No sabemos cual fue la presencia delictual en el financiamiento de la acción de la Primera Línea en octubre del 2019.