También destacó que «la actividad ha continuado con un paulatino retroceso, en línea con lo anticipado. El Imacec de mayo aumentó 6,4% anual —con la minería cayendo menos que lo previsto (…), la inflación total ha seguido aumentando y alcanzó 12,5% anual en junio, mientras que el componente subyacente subió a 9,9% anual. Los últimos datos de inflación han estado prácticamente en línea con lo previsto en el IPoM de junio, con sorpresas acotadas a productos específicos, mayormente volátiles. Las expectativas de inflación de las encuestas —EEE y EOF— se han ajustado al alza».
El Consejo del Banco Central acordó este miércoles elevar en 75 puntos base la tasa de política monetaria, quedando ésta en 9,75% y acercándose a los dos dígitos. Lo anterior, detalló el propio instituto emisor, en un escenario interno complejo de alta inflación, de paulatino retroceso del crecimiento y bajo precio del cobre, y un panorma exterior poco auspicioso.
«El escenario macroeconómico presenta riesgos elevados. El deterioro de las condiciones financieras globales ha sido más rápido e intenso que lo previsto, reduciendo el precio de las materias primas y las perspectivas de mercado sobre el crecimiento global. En medio de una elevada incertidumbre interna, esto ha llevado a una fuerte depreciación del peso. En el corto plazo, estos desarrollos provocarán un alza adicional de los precios internos, en un contexto en que la inflación y su persistencia ya son elevadas», explicó la entidad en un comunicado.
Y agregó que lo más probable es que la tasa continúe elevándose, con lo que podría llegar al 10% e incluso más. «El Consejo estima que serán necesarias nuevas alzas de la TPM para asegurar la convergencia de la inflación a 3% en dos años. Su magnitud dependerá de las implicancias de la evolución del escenario para el logro de la meta de inflación, situación que será analizada en el IPoM de septiembre», explicó.
En cuanto al escenario actual, el Consejo del Banco Central explicó que «la inflación mundial ha continuado subiendo y los bancos centrales han seguido aumentando las tasas de referencia, o señalizando un alza más rápida ante la mayor persistencia inflacionaria. Destaca la Reserva Federal de Estados Unidos, que sorprendió con un incremento mayor al esperado y ha comunicado que las alzas continuarán hasta lograr controlar la inflación. Las condiciones financieras se han estrechado tanto para economías desarrolladas como emergentes, resaltando las caídas en las bolsas y una apreciación global del dólar».
En un comunicado explico que «los precios de las materias primas han descendido más que lo esperado, en parte importante por los temores respecto de una recesión mundial, (…) el cobre ha tenido una baja significativa, ubicándose en torno a US$3,3 la libra al momento de esta reunión», mientras que «la invasión de Rusia a Ucrania continúa siendo un foco de riesgo para el escenario externo, manteniendo la presión sobre los precios de algunas materias primas, especialmente alimentos y energía».
En cuanto a la situación interna, sostiene que «el mercado financiero nacional ha mostrado un desempeño en línea con las tendencias globales y en un contexto de elevada incertidumbre local. El IPSA ha acumulado pérdidas (…) el tipo de cambio se ha depreciado con fuerza, con una alta volatilidad. Hasta ahora, los mercados han sido capaces de absorber los shocks de manera adecuada y la volatilidad en el mercado cambiario no se ha trasladado a otros segmentos del sistema financiero, los que han operado con niveles de liquidez adecuados. El crédito bancario local continúa registrando un débil dinamismo, en medio de condiciones de financiamiento que permanecen restrictivas».