La reciente encuesta Signos, publicada este fin de semana, deja en evidencia que la mayor preocupación de la población es la violencia criminal. La mayoría de las personas cree que ella es el mayor problema del país. El 23,5% de la encuesta responde que la delincuencia es el mayor problema y el 15,6 dice que es el narcotráfico. Si a ellas se agrega la inflación y alza de precios, que tiene un 16,%, el coctel de violencia más crisis económica se está instalando abruptamente en el menú de la gobernabilidad del país.
De la misma encuesta se colige que los cinco problemas mayores, que suman el 81% de menciones, todos corresponden a temas coyunturales y sacan al Gobierno a la pizarra. Solo salud es un tema estructural, y se ubica en cuarto lugar. Lo mejor para el Apruebo sería que el Gobierno realmente gobierne y no especule o haga campaña con la Nueva Constitución, pues narcotráfico, violencia e inflación, pueden ganarle la partida si se hacen estructurales.
La prensa ha sido prodiga en publicar hechos de violencia. Una verdadera marea delictiva que, incluso ha opacado la de la Araucanía. Pero la mirada es de sucesos y nada como tendencia, dejando pasar inadvertidos los cambios cualitativos de la violencia criminal en el país. El tipo de delitos (secuestros express, extorsiones, sicariato) se agrega a los casi normalizados delitos de narcotráfico, portonazos y asaltos con violencia, en secuencia organizada.
Lo más relevante ha sido la captura de líderes de la banda internacional del crimen llamada Tren de Aragua, de origen venezolano. Pero esa banda es especialista en los delitos mencionados y los realiza como soldados del crimen organizado, y es lo preocupante. Siempre hace un control territorial violento que daña la sociedad y beneficia a organizaciones criminales mayores.
Las primeras acciones por parte del gobierno parecen correctas. Pero su mirada estratégica parece ingenua, al buscar aislar con segregación simple a este tipo de presos y distribuirlos en diferentes cárceles del país. Ello puede resultar peor que la enfermedad, pues una de las especialidades del Tren de Aragua es el control y ejercicio criminal desde el interior de las cárceles.
Es probable entonces que uno de los focos violentos en el próximo tiempo se dé al interior de las cárceles. Si la distribución descrita los mezcla con otras poblaciones penales, las experiencias de Venezuela, Brasil, México y Argentina indican que se hacen “dueños” de la cárcel. Y por lo tanto, donde estén buscarán controlarla, sometiendo tanto a sus celadores como al resto de la población penal por medio de la violencia. La ministra de Justicia citada al Congreso, tiene que atinar.