Más
    InicioOpiniónMonseñor Chomali y su Homilía

    Monseñor Chomali y su Homilía

    El tradicional Te Deum ecuménico de Fiestas Patrias, presidido por el Arzobispo de Santiago, cumplió su transcendental objetivo: Ser la voz de los sin voz.

    Un grito de angustia retumbó en las antiguas columnas de catedral metropolitana, con la presencia de las máximas autoridades civiles y militares del país, encabezada por el Presidente de la República en su última participación como Jefe de Estado.

    El mensaje fue claro y preciso, sin titubeo alguno, fijó su posición frente a las graves dificultades que afecta n la convivencia nacional.  Fue escuchado en todo el territorio nacional, con debido acatamiento y sentida anuencia.

    Una voz potente que no se hacía presente durante muchos años, por los conflictos dolorosos, que afectaron internamente a la Iglesia Católica.

    Un llamado de atención a los y las candidatas presentes. “La política es una actividad noble cuyo primer y último fin es el bien común” por tanto el respeto a los otros postulantes debe ser una condición esencial en esta legítima contienda electoral.

    Lo dijimos ayer, cuando se violaban sistemáticamente los derechos humanos. Durante un periodo negro de nuestra historia patria, cuyas heridas aún no cicatrizan después de haber transcurridos 52 años del quiebre institucional democrático.

    Abogó en su magnífico discurso por defender y proteger los pilares fundamentales que nos deben unir, en un dialogo fraterno entre personas que comparten un mismo propósito para un destino común. Una nación que nos articule, dejando atrás los extremismos, que solo buscan dañar nuestra convivencia nacional.

    La familia, la fe, la democracia y la solidaridad son valores que no debemos despreciar. Reconociendo que Chile es un país laico, pero que los cristianos tienen que defender la vida, ante todo, desde su concepción, especialmente si proyectos de ley como el aborto y la eutanasia atenta contra ella.

    Era lógico y obvio que se pronunciara sobre estas materias legales, es la esencia de su rol como principal líder de la cristiandad local, aunque no todos compartan los principios inviolables que caracteriza la fe católica.

    El Alma de Chile no puede ser perturbada por los vaivenes de la política, por tantas divisiones y rencores que atraviesa de norte a sur al país.  Me trae a la memoria los infaustos mensajes del Cardenal del pueblo Raúl Silva Henríquez, quien suplicaba por una reconciliación entre hermanos.

    Variadas y apremiantes son las políticas públicas que debe enfrentar el futuro gobierno. Todos somos llamados a esta cruzada de cooperación y unidad nacional.

    Monseñor Fernando Chomali tiene sobre sus hombros una carga enorme, tan pesada como la que Cristo sufrió cuando fue crucificado por los mercaderes de siempre.

    Erradicar la pobreza, poner fin a la corrupción, disminuir el desempleo, la violencia, la delincuencia, combatir el narcotráfico, el crimen organizado que corrompe a nuestra juventud, es una de las tantas tareas que todos debemos asumir, con desinteresada voluntad, por el bien de Chile.

    La educación pública fue un tema central, no hay tarea más apremiante que entregarles a los y las estudiantes una educación digna y de calidad. Señaló que la Educación Cívica y la Filosofía son asignaturas necesarias para formar personas, con valores indestructibles.

    Es impresentable que 350 mil niños, niñas y adolescentes ni estudien ni trabajen, ellos y ellas deben ser nuestra mayor preocupación. Ahora, mañana será demasiado tarde.

    Estamos en el momento de Pensar en Grande. Es el mayor desafío que tenemos, entre todos, después de recuperar la libertad y la democracia, para nuestro amado país.

    Fue de una valentía notable la del Cardenal Chomali, pedir perdón por el genocidio que azota a sus hermanos en Gaza. Es de esperar que el Papa León XIV lo escuche y lo apoye. Era su momento, fue su oportunidad. No podía quedar indiferente ante esta inhumana masacre.

    Debes leer

    spot_img