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    La vida: El viaje del alma

    Vive la vida con plena pasión, la existencia es una absoluta bendición. Camina sin prisa, con equipaje ligero, atendiendo al entorno, belleza sublime que no necesita adorno. Somos suspiro divino, en eterna levedad, ciclo espiritual de eternidad. Almas encarnadas en constante transformación, que elevan su conciencia en la comun unión. Perpetua transmigración hacia primigenia generación.

    Cada instante es infinito, cada experiencia eternidad, tesoros divinos de plena dignidad. Somos chispas álmicas destinados a irradiar luz, trascendiendo el yo individual hacia la comunión universal. La vida se despliega con distintos matices y en cada etapa somos eternos aprendices. Debemos disfrutar, siempre cuidando de no dañar.

    Confieso que he vivido en total plenitud, gozando cada instante con profunda gratitud. Hacer disfrutando es una bendición y en un entorno de armonía es pura devoción. Trabajar en equipo hombro con hombro, en la cadena de unión surgen frutos de asombro.

    La vida me ha regalado maravillosa ocasión, en sincronías de pasión aportando a la educación. Esta común unión es amor fraterno, pleno de altruismo al servicio del Humanismo. Ecosistema educativo, sincronías de buenas intenciones, que no tienen correlato cuando hacemos evaluaciones. No son suficientes para superar deficits estructurales y culturales pendientes. Para superar este mal se requieren amplios acuerdos, compromiso y excelencia para la remediación institucional.

    En la inmersión interior siento álmica gratitud. Personas y circunstancias bendecidas a las que agradecer por generoso proceder. Soy el primero en asumir mi gratitud en este eterno fluir. Bendigo agradecido a tantos seres maravillosos por sus apoyos portentosos. Nos sostienen en la esperanza, en el valor de la amistad, la relacionalidad sagrada y el amor en fraternidad. Unos están, otros han partido, a todos ellos amor sentido.

    Somos brisa de eternas emociones, sentimientos que marcan nuestras sensaciones. Frágiles chispas, potencia y serenidad inflamadas de generosa humanidad. Asumamos en consciencia, para bien y el mal, todo lo que comienza, más temprano o más tarde, tiene un final. Cada ocasión finita es, paradójicamente, una sincronía infinita. Lo que importa es el camino, el gozo está en el andar, vivir en el proceso de sentir y compartir. Bendición afectiva que nace con y en la común-unión generativa.

    Equilibrio y estabilidad, armonía fraternal, amor crístico, que es el estado de consciencia de comunión universal, superior expansión de consciencias de las almas en su eterno migrar. Fraternidad, convicción profunda de unidad. Consciencia que somos uno. Uno es todo y todo es uno, en la unicidad.

    No busco ganar a nadie, ni compito para ser campeón, sino empujar mi propia superación. Me he caído, me han lastimado, incluso me han cancelado. Pero, si no lo permites la luz no torna en penumbra sino solo cuando llegas a la tumba. Resplandeces mientras tu sentido de vida mantiene tu fluir, si te apuras no te alcanza el mal en esta aventura terrenal.

    No creo en la muerte, es solo un cambio de estado de ser, un paso a otra dimensión, en el eterno trascender. En el eterno flujo, en los multi-versos sutiles del ser en cada amanecer. La vida es flujo, multidimensionalidad constante, eterna e infinita en cada instante.

    Gracias totales y plenas de fraternidad y amor para los que están y el recuerdo para los que son y estan en otras dimensiones. ¡Para todos mis Bendiciones!

    Carlos Cantero, Geógrafo y Doctor en Sociología

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