Desde Madrid
“La frase «la mujer del César no solo debe serlo sino parecerlo» es una cita célebre que se atribuye a Julio César. En esencia, significa que, para una persona en una posición de influencia o prominencia, no solo debe ser correcta y honrada, sino que también debe aparentar serlo para mantener su reputación y evitar cualquier sospecha o duda”.
La cita que he utilizado para iniciar mi artículo de hoy está recogida de los anales literarios, y viene a cuento con la situación que se está viviendo en Chile y en España con reformas a las leyes relacionadas con hechos puntuales, que se debaten en los respectivos parlamentos. No se trata de cuestionar el contenido de las reformas, sino de analizar la oportunidad de la acción.
En España, se pretende aprobar en el parlamento un proyecto de ley que modifica el acceso a las carreras judicial y fiscal, además del anteproyecto de reforma del estatuto orgánico del Ministerio Fiscal. Cinco organizaciones de jueces y fiscales, reconocidos opositores al gobierno, han estado realizando manifestaciones y paros de actividades, acusando de que dichos proyectos son una “amenaza a la independencia judicial”.
El problema reside, a mi juicio, en que dichas acciones legales se proponen en momentos en que hay una serie de procesos muy discutibles en contra de políticos y parlamentarios, lo que motiva una verdadera guerra de acusaciones entre izquierda y derecha.
Es posible, entonces, que la presentación de estos proyectos fuera inoportuna, porque la ciudadanía puede tener la sensación de que quien presenta las reformas, busca ocultar algo o derechamente culpar al poder judicial de los procesos actuales.
En Chile, en el parlamento se discute si los extranjeros pueden votar o no en las próximas elecciones presidenciales y parlamentarias de noviembre próximo. La Constitución señala que “pueden votar los extranjeros que tengan 18 años de edad, no haber sido condenados a pena aflictiva ni por terrorismo, y tener residencia legal en el país por más de cinco años, desde su momento de llegada al país”. Desde el Gobierno se quiere regular esto y se busca legislar para que los inmigrantes sólo puedan votar en las elecciones municipales.
Las especulaciones surgen de inmediato desde quienes se oponen y acusan al Gobierno de querer torcer la voluntad popular, puesto que los inmigrantes, en su gran mayoría venezolanos que huyeron del régimen de Nicolás Maduro, emitirán un voto masivo a la derecha. O sea, la iniciativa de regular este tipo de voto también es presentada en forma inoportuna, puesto que el 16 de noviembre se realizarán elecciones presidenciales, se elegirán a los 155 diputados que componen la Cámara y, además, se renovarán 23 cargos de senadores, correspondientes a 7 circunscripciones senatoriales.
Estos dos casos, tan ilustrativos, vienen a mostrar instancias que motivan interpretaciones muchas veces erróneas sobre intereses políticos que se priman por sobre la real necesidad de clarificar y ordenar aspectos legales.
De verdad, pienso que ambas acciones legales son válidas. En España, es necesario modificar la formación de jueces y fiscales. En Chile, debe haber una regulación lógica del derecho al voto de los extranjeros. Pero es necesario actuar con cautela, con suficiente antelación para que no surjan interpretaciones antojadizas de quienes ejercen la oposición a tales reformas.
En consecuencia, la oportunidad es importante para evitar, precisamente, interpretaciones oportunistas.
Como decían los romanos en tiempos de Julio César, “la mujer del César no sólo debe serlo, sino parecerlo”. O sea, se trata de enfatizar la importancia de la transparencia y la conducta impecable en la vida pública.