El tener y el ser en la oferta electoral

Cada vez que votamos ejercemos un derecho, no el único que tenemos las y los ciudadanos en Chile.

Votamos para elegir quién dirigirá los destinos de un territorio por los próximos 4 años, en este caso regiones y comunas. También elegimos los consejeros regionales y los concejales comunales.

Las personas más informadas tienen dudas por quién votar, principalmente entre estos últimos organismos que tienen por misión principal asignar recursos, en el caso de los Cores, y fiscalizar los municipios y aprobar proyectos, en los Concejos.

No es mucho pedir recordar cuatro nombres y ubicarlos en las papeletas. Lo que ha sido complicado es urgar quiénes son, qué piensan sobre su rol y cómo pretenden ejercer sus funciones.

Uno de los aspectos más llamativos es la promesa de más seguridad. Los municipios, por ejemplo, no manejan las policías ni persiguen deincuentes, pero tienen equipos de apoyo a las policías con patrullajes, más ilminación y más cámaras de vigilancia.

Es grave que nadie, ninguno de las y los candidatos proponga más educación, porque la delincuencia es una lacra social dada por la deficiente educación que los mismos padres carecen y sus hijos padecen. Todo se enfoca en el tener, nada en el ser.

Sin duda que una buena parte de la delincuencia está generada por lo vulnerable que es el ciudadano común, con un lanzazo o un portonazo. La falta de ética de los hechores, sumado al nulo respeto por la integridad de las personas ha generado inseguridad y temor en la población.

Así, la gente demanda más seguridad, pero no más educación.

Más de la mitad de las y los trabajadores recibe hoy, apenas, $570 mil pesos, según la encuesta de remuneraciones del INE. Ello hace imposible a esta porción de chilenos acceder a un crédito hipotecario, pues se requiere 1,5 millones de renta para financiar un crédito a 30 años por un departamento con un dormitorio, en la comuna de Santiago.

De este modo, sigue ampliándose la brecha de los sin casa, que a comienzos de este año llegaba a 660 mil familias habitando en campamentos.

Tal vez sea esta la oportunidad de comenzar a revertir la tendencia votando por personas preparadas, íntegras, que puedan mostrar una conducta intachable, pero para ello se requiere información y, aunque no será la regla, es posible que se cuelen corruptos, pedófilos y narcotraficantes en algunas comunas.

Así será mientras la educación no sea parte de la oferta, mientras el ser sea menos importante que el tener.