Ucrania la mano del gato

Decir que Ucrania está siendo utilizada, es ya un lugar común, un chicle mascado en exceso por los informadores y desinformadores habituales.

La mayoría de los analistas giran en torno a la legitimidad o ilegitimidad de dicha utilización. Si Rusia busca expandirse, si habrá otra guerra mundial, si se debe apoyar o no con una logística abundante al ejército ucraniano, y cómo será la reconfiguración del mundo que nacerá después de los reagrupamientos en curso, digo BRICS, OTAN sin Estados Unidos, solamente europea, tándems estratégicos tipo China-Rusia-Corea del Norte-Irán y otros que se agregarán.

Se menciona poco el enorme negocio en curso del complejo militar industrial, su musculoso lobby promotor de guerras, que asusta a todo el mundo para levantar mercados multimillonarios  y que ya es una obviedad.

La guerra existe y avanza. Es una conflagración entre Estados Unidos que usa a la OTAN y esta que usa a Ucrania contra la Federación Rusa. Evitar modificaciones en el tejido mundial de poder, hegemonizado por Estados Unidos. Ese es aparentemente el asunto de fondo. Acorralar a Rusia, desgastarla, evitar que se siga encumbrando junto a China y disputando los escenarios mundiales. Zelensky fue instalado en el cargo después de sacar de allí a Yanukovich presidente más o menos pro ruso. Zelensky, un farandulero de la televisión, famoso y aceptado por las masas, era el tipo ideal que ganaría fácilmente una elección. Lo prepararon, apoyaron, armaron y ahora enfrenta una guerra de desgaste contra Rusia, sin destino alguno para él excepto la derrota.

Aparentemente el problema de fondo. El verdadero problema de fondo es otro.

El verdadero problema de fondo existe desde hace diez años. En territorio ucraniano existe una instalación subterránea, un centro de inteligencia apoyado por la CIA, destinado a operar sobre la Federación Rusa. Reclutar agentes ucranianos que operan dentro de Rusia, hacer interferencias de comunicaciones, llevar adelante operaciones de infiltración, comunicación, atención y dirección de espías, recopilación de datos de valor estratégico, etc.  Más de una vez, William J. Burns director de la CIA, visitó las instalaciones para direccionar operaciones y fortalecer las relaciones entre ellos y la inteligencia ucraniana. Su último viaje se verificó en 2022. Ahora, la guerra también sirve como cobertura para estas operaciones secretas y aparecen como un esfuerzo de búsqueda de los ucranianos para la guerra y no lo que es en realidad: la recopilación de inteligencia para fortalecer la lucha contra la Federación Rusa y sus intentos de crecer y opacar la hegemonía norteamericana en el mundo. Esta actividad es definida por algunos analistas como una nueva guerra fría. En realidad, es una nueva guerra fría desde que comenzara a configurarse una nueva correlación de fuerzas con la inclusión de China, Corea del Norte, Rusia y otros.

Esta relación virtuosa emana desde el año 2014, año de la crisis que originó el desplome de Yanukovich. La CIA aprovechó para hacerse indispensable y fortalecer los vínculos sobre la base de ayudar a Ucrania en la guerra. En esos años, Valentyn Nalyvaichenko, al frente de la inteligencia ucraniana, tomó iniciativas para contactar al MI6 de Inglaterra y a la CIA para fortalecer sus esfuerzos contra la Federación. Con la creación de la Quinta Dirección se hizo posible para la inteligencia norteamericana operar en la profundidad estratégica de Rusia. Por ello, los avatares de la guerra que tiene sus propios efectos en el plano geopolítico europeo principalmente y que es atendido por la OTAN intensivamente, no están influyendo en esta relación de larga data que provee sabrosos frutos a los contendientes y transcurre en las sombras más espesas. Producto de ello es que ahora presenciamos los intercambios de espías por ambos bandos, canjes que se repetirán en unos años más cuando caigan las redes sembradas ahora.

Para la OTAN y la Unión Europea, la cosa pinta muy diferente. La Unión comienza a buscar cómo separarse de la tutela norteamericana, urgente en el caso de que Trump llegue a la presidencia e intente cobrar a la OTAN el 2% adeudado por los países que la integran, que se eleva por encima de los 100 mil millones de dólares y se retire de la Organización. Para ello surge la idea de crear una OTAN solo europea que se haga cargo de las amenazas que les corresponden. Instalan palabras más que ayuda concreta para la guerra ucraniana, urgidos de fondos, sobre todo Alemania, han entrado en un compás de espera ante la eventualidad de las elecciones en Estados Unidos. Saben que han tenido encima el soporte norteamericano no solo económico y retienen logística propia para su defensa, pues juran que Putin desea apoderarse de todo el continente. Hasta algunos creen que Putin es comunista y dicen que sabemos cómo son.

Estados Unidos tratará de conservar un gobierno sumiso en Ucrania para proteger los avances que ha logrado en el área de la inteligencia. Por ello entrega periódicamente sumas de dinero y armamento. Sus llamados a la paz presentan un límite que permita la supervivencia ojalá de Zelenski y la conservación territorial donde se encuentran sus centros de escucha y entrenamiento. La guerra fría continuará hasta que las torpezas de algunos líderes mundiales tipo Macron, le den paso a una guerra nuclear que terminará no solo con la guerra fría.