Autovalencia

Por Miguel Ángel San Martín, desde Madrid

Hace sólo un par de días, recibí un “meme” a través de las redes sociales, que decía: “Aviso a toda la población. El simulacro de paz y amor ha finalizado. Pueden volver a ser los mismos de siempre”.  Esa genial ironía nos trae a la realidad que vivimos en este mundo convulso, crítico y horrible que nos pintan desde lugares muy específicos de la geografía.

A las grandes mayorías de la Humanidad –a las cuáles pertenezco- no nos gustan las guerras, las masacres, los genocidios, los abusos ni las prepotencias de los que se disputan el control del mundo. Somos pacifistas en todos los sentidos de la palabra. Por lo tanto, nos preocupan las luchas tribales que se viven en algunas zonas africanas, donde el hambre y la miseria empuja a la gente humilde a huir hacia los países más desarrollados, utilizando cualquier medio para cruzar mares y océanos, aún a costa del riesgo de morir en el intento.

Nos preocupan las guerras provocadas por intereses mezquinos de quienes lucran con ella, que buscan cualquier justificación para hacer oír el tronar de sus proyectiles de muerte. Nos aterra la prepotencia abusiva de quienes son muy fuertes militarmente y tienen la desfachatez de arrasar con países más vulnerables, sin importarles la eliminación física de gente inocente, especialmente de ancianos, niños y mujeres. Ni tampoco les importa arrasar ciudades enteras, condenando a las víctimas a un sometimiento indecente.

Rechazamos la violencia venga de donde venga y en nombre de quien se realice.  Por lo mismo, debemos buscar fórmulas para luchar contra esa violencia. Muchos piensan que no hay forma de enfrentar esas escaladas tan horribles. Sin embargo, creo que tenemos la suficiente inteligencia como para identificar a los culpables y sancionarles, buscando a la vez la consecuente solución a tanta aberración humana.

Hace unos días, escuché en una emisora española a una persona que se refirió a la “Auto valencia”. Me pareció una forma inteligente de castigar a los violentos y de encontrar soluciones con participación de todos.

La Auto Valencia es un concepto que se refiere “a las personas que son capaces de realizar las actividades de la vida diaria, sin apoyo de terceros”. Pues, si trasladamos este concepto a la vida de los países que integran una región determinada, podemos colegir que la “Auto Valencia” puede ser una solución concreta para asegurar los suministros necesarios para la vida normal de los países que integran una determinada zona del mundo, sin depender de aquellas potencias que dominan los grandes mercados y que son capaces de provocar verdaderas tragedias para no perder su control y seguir especulando.

La auto valencia permite a los pueblos más necesitados y pacíficos crear sus propios mercados regionales, regulando precios, fiscalizando producción y transportes, sin depender de los especuladores de gran calado. Es una solución que puede ser de complicada consecución, pero que es posible siempre y cuando los países que la integran demuestren su voluntad política y se pongan de acuerdo en los términos de tal consenso. Además, esta fórmula será un castigo para aquellos que sostienen guerras y actos violentos para beneficio propio.

La Unión Europea es un claro ejemplo de aquello. Aquí se han establecido normas muy rígidas, con una conducción colegiada, que ha permitido que Europa enfrente con mayor éxito aquellos problemas graves como la pandemia y las guerras actuales. No sólo han provocado muerte, sino también un desabastecimiento generalizado, con aumento de precios desorbitados. La Unión Europea lo está consiguiendo, incluso cuando el desabastecimiento afecta a productos que no están entre sus socios, como es el caso del petróleo. La Unión realiza la búsqueda y la correspondiente negociación, en nombre de un mercado fuerte y potente que impide los abusos y las especulaciones delictivas.

Ha habido -y sigue habiendo- esfuerzos en tal dirección en diversas zonas del orbe. Pero todavía falta esa voluntad política que una y que no sea excluyente.

Creo firmemente que ha llegado la hora de avanzar en conseguir una Auto Valencia generosa y fuerte, que nos permita realizar las actividades cotidianas, sin el “apoyo” de las grandes potencias que sólo aspiran a exprimir nuestros recursos naturales y condicionar nuestras aspiraciones a las suyas propias.