Por Rolando Chateauneu
El país parece carecer actualmente de estadistas que nos gobiernen. Tenemos muy serios problemas económicos y sociales que se agudizan día a día. La corrupción en el Gobierno Nacional y especialmente en el Sistema Municipal, se hace sentir cada vez más con mayor intensidad.
Debiéramos volver a crear un Sistema Nacional de Planificación indicativa, como lo tuvimos en el pasado, constituido por una Oficina Nacional y oficinas sectoriales.
Para abordar estos problemas se debiera partir por un profundo diagnóstico económico y social que nos conduzca a conocer en profundidad los problemas existentes, sus causas y las causas de esas causas, como también estimar la evolución futura de esos problemas, si no se trata de establecer medidas correctivas, lo que se llama en planificación, la prognosis.
En mi opinión uno de los problemas más serios es el debilitamiento del empleo formal, en especial como consecuencia en parte importante del daño en el sector industrial manufacturero, que repercute tanto en lo nacional como especialmente en lo regional. La venta callejera se expande, sin posibilidades de controlarla; tal vez el hacerlo, sería inhumano.
¿Hasta dónde esta carencia de oferta de trabajo formal conduce a la juventud a incorporarse al comercio de la droga y del vicio?
La prioridad del Estado debe ser crear empleo formal, ya sea apoyando al privado como también creando trabajo -como por ejemplo- para hacer obras públicas y/o para su conservación.
Importante en algunos países ha sido la reforestación y la conservación de recursos naturales. Hay experiencias históricas positivas en Chile en torno a este tema.
Amplios sectores industriales se han debilitado hasta casi desaparecer, siendo reemplazado por productos importados. Ello consecuencia de una irracional apertura a las importaciones y a la carencia de una política cambiaria.
Sube el precio internacional del cobre, cae el valor del dólar y así se abaratan las importaciones.
Exportamos patrimonio minero, divisas que deberían ir al desarrollo de nuevas inversiones, pero que en la realidad van destinadas principalmente a las importaciones de bienes de consumo.
Casi han desaparecido sectores industriales importantes, muchas de ellas grandes generadores de empleo formal. Se pueden mencionar entre ellos al textil y de la confección, al metalmecánico, al cuero-calzado y al de materiales para la construcción. En muchas de esas actividades, se tenían sólidos sindicatos junto a poblaciones para obreros y empleados.
En algunas ciudades han sentido más fuertemente los efectos de las importaciones más baratas; emblemático fue el cierre de Paños Bellavista de Tomé, que producía casimires de alta calidad que iban incluso a mercados externos. Preocupante ha sido el cierre de plantas azucarera de IANSA.
Otro ejemplo emblemático fue el del cierre de la empresa del puerto de San Antonio, que producía contendedores refrigerados, fundamentales para nuestras exportaciones de productos perecibles.
La creación de la CORFO tuvo como uno de sus principales objetivos encargarse, junto al fomento del desarrollo nacional, el de promover un sistema nacional de planificación. Destacable en nuestra historia fue la aprobación del Plan Decenal Nacional de Desarrollo del decenio de los años sesenta del siglo pasado. Ese plan contribuyó enormemente a recibir ayuda económica internacional.
Conviene recordar que CORFO nació en el primer gobierno del Partido Radical, el de ese gran estadista y profesor, Pedro Aguirre Cerda.
Esa CORFO del pasado fue una gran corporación financiera, captadora de recursos externos, poseedora de un fuerte patrimonio y de importantes filiales. Impulsora de programas y proyectos nacionales otorgando recursos a empresas privadas, como asociándose a ellas, o invirtiendo de su propio patrimonio.
En mi opinión, CORFO debiera volver a ser la antigua corporación de desarrollo creada por el primer gobierno del Partido Radical, pero se ve muy difícil que ello pueda lograrse.
Rolando Chateauneu es ingeniero agrónomo e ingeniero comercial de la Universidad de Chile y socio de Conadecus.