Desde hace algunos años, la venta ilegal de fármacos en ferias libres, barrios comerciales y hasta en las estaciones del Metro, ha sido uno de los mayores enemigos de las autoridades de salud.
Este fenómeno se ha extendido de forma rápida en las grandes ciudades, según los datos del Instituto de Salud Pública (ISP), El 2023 lleva cerca 79 decomisos, cifras positivas en comparación al 2021 con un total de 189.
Sin embargo, los volúmenes de fármacos encontrados han sido mayores, en 2021 se decomisaron un total 988 mil unidades de medicamentos, mientras que lo que va este año un van más de 1.7 millones. Se proyecta que para este año la cifra aumente a más de 2.0 millones.
El ISP ha rastreado que la mayoría de los fármacos de venta informal son productos revendidos y que no tienen una manipulación adecuada.
Entre las consecuencias que se pueden registrar por haber comprado medicamentos en el comercio ilegal, se encuentra el agravamiento de síntomas, intoxicación, reacciones adversas graves u otras enfermedades. Comprar medicamentos en lugares no autorizados significa desconocer su procedencia.
La abogada de Conadecus, Camila Huispe, explica la gravedad de esta práctica, que no solo puede producir efectos negativos en la salud: “No tienes a quien reclamar si el producto viene deficiente, tampoco da certeza de los datos y de la calidad del producto”, explica.
Agrega que “siempre recomendados comprar en locales establecidos y que se informen sobre el tipo de producto que están adquiriendo”, además explica la importancia de comprar en farmacias: “Los químicos farmacéuticos de las farmacias pidan las recetas para la venta de fármacos de más complejidad”.
También advierte sobre las sanciones por adquirir de forma ilegal “el delito de receptación, se infringe una serie de normas como la evasión de impuestos”.